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Terrazas abiertas
La estética de los veladores se liberaliza y no será tan estricta con los colores y el modelo de sillas | Los horarios de cierre podrán ampliarse si se celebra algún tipo de acto o feria en la ciudad
Edición impresa Vivir | 06/07/2013 - 00:00h
Silvia Angulo
Barcelona
Los restauradores que han invertido en estos últimos tiempos en su terraza lo tendrán bastante fácil para cumplir con la futura normativa, que entrará en vigor en enero del 2014. La futura norma -cuyos rasgos principales avanzó ayer La Vanguardia- unifica criterios y liberaliza bastantes cuestiones. Especialmente todo lo relacionado con la estética. Durante más de dos años el Ayuntamiento ha tenido bastante manga ancha con la instalación de veladores en Barcelona. No existía una normativa clara y el sector reclamaba cierta relajación debido a la bajada del consumo y sobre todo a la entrada en vigor de la ley antitabaco en el 2011. En este tiempo, las terrazas se han multiplicado en las calles y la gran variedad de normas, hasta 24 para el conjunto de la ciudad, ha provocado agravios y sustanciales diferencias según la calle en que se encuentren.
La nueva ordenanza que prepara el Ayuntamiento y que se ha desbloqueado tras el acuerdo entre el equipo de gobierno y el PP prevé una liberalización de las actuales obligaciones estéticas y pone fin a muchas de las restricciones que antes imperaban respecto al color del entoldado o la tipología de sillas que debían instalarse. La intención es que los restauradores que en estos años han invertido en sus veladores no tengan que modificarlos sustancialmente y respetar así la diversidad actual.
Eso sí, la norma, que pasará su primer escollo administrativo en la próxima comisión de Hábitat Urbano y que entrará en vigor en enero del año que viene, fija unas reglas básicas de obligado cumplimiento sobre el cierre de los veladores. Es decir, a excepción de las 30 zonas calificadas como singulares, deberán desmontarse por la noche para poder limpiar las aceras. Sólo se permitirá que el frontal -la parte que da a la calle- permanezca de manera estable. En los laterales no se podrán instalar ni plantas en maceteros ni ningún cerramiento fijo. Aquí algunos de los entoldados instalados en los últimos años podrían incumplir la norma, ya que algunos son estructuras casi estancas.
La nueva regulación municipal no entra en determinar el color que deberán tener las sombrillas, algo que sí determinaba la anterior, así como el borrador presentado el año pasado y que topó con el rechazo de todo el sector. Tampoco establece la tipología de sillas, aunque sí recomienda un modelo preferente. Con todo, el concejal del PP Javier Mulleras, advierte que entiende que hay libertad en este sentido, para que cada propietario decida qué tipo de muebles o entoldado quiere instalar. "Barcelona no tiene por qué ser monocolor", dice. La variedad cromática que ahora se ve en algunas calles topa, por ejemplo, con la sensibilidad de Foment de les Arts i el Disseny (FAD). Su presidente, Miquel Espinet, considera que la estética que ha imperado hasta hace poco ha funcionado con éxito y es partidario de colores como el blanco o el negro para sombrillas o entoldados. Sobre la posibilidad de que cada una de las 30 zonas singulares puedan pactar una estética común considera que debe ir a tono con el conjunto de la ciudad para no provocar estridencias. Con todo, explica que a lo largo del proceso se ha buscado la complicidad con la entidad desde el Ayuntamiento.
Una de las principales obligaciones, que ya se recogía en el anterior borrador, es la que todo el el mobiliario se ubique dentro del perímetro de la terraza. En el caso de que exceda estos límites, el restaurador podrá ser sancionado. Otra de las cuestiones que recoge esta nueva ordenanza, largamente reclamada por el sector, afecta a la iluminación interior. Los cables de los focos no deberán estar situados ni debajo de los toldos ni sobre el mástil de la sombrilla.
El alcalde, Xavier Trias, reconoció ayer en una entrevista a RAC1 que ahora "esto de las terrazas es can Pistraus" y admitió un cierto desorden. De ahí la necesidad de unificar las actuales normativas y "dejar claro qué se puede hacer y qué no, pero con flexibilidad suficiente", aseguró. Aún así quiso dejar claro que se deberán respetar las zonas singulares que se han establecido, advirtiendo que no es lo mismo una plaza de Gràcia que la de Catalunya.
La actual normativa, según explica Mulleras, también determinará los horarios de apertura y cierre de estos veladores. Abrirán a las ocho y de domingo a jueves podrán cerrar a las 24 horas, mientras que de viernes a sábado se ampliará hasta la una de la mañana. Este horario será de obligado cumplimiento en toda la ciudad. Aunque habrá excepciones. El PP ha arrancado el compromiso de que mediante decretos de alcaldía las terrazas puedan abrir durante más horas coincidiendo con fiestas mayores de barrios, la Mercè o eventos como el Mobile World Congress. Citas multitudinarias en las que el sector pueda hacer negocio. Mulleras pone como ejemplo la Shopping Night, una noche en que las tiendas pueden permanecer hasta las dos de la mañana, pero las terrazas están obligadas a cerrar a las doce por ser un día laborable.
En la redacción de esta nueva normativa no todo ha sido un camino de rosas. La autorización a charcuterías, pastelerías y panaderías con servicio de degustación a poder instalar una terraza ha disgustado al sector de la restauración, que acusa a estos establecimientos de competencia desleal por servir menús sin tener la licencia para poder hacerlo.
El presidente de Pimec Comerç, Alejandro Goñi, celebró ayer la posibilidad de que estas tiendas puedan tener mesas en la calle. "Es una medida muy valorada por los sectores que ofrecen degustaciones, especialmente en estos momentos de caída del consumo", dijo. En este sentido, aseguró que la patronal había trabajado mucho para lograr esta iniciativa, tanto en Barcelona como en el resto de municipios de Catalunya. La intención ahora es que este mismo artículo de la ordenanza de la ciudad pueda aplicarse en otras localidades y también en los mercados municipales de Barcelona.
A pesar de todo, el Gremi de Restauració de Barcelona ha respirado tranquilo al retirarse la propuesta de obligatoriedad de convertir en públicos los lavabos de bares que tienen mesas en la calle. Una iniciativa que causó estupor y rechazo por convertir en obligatoria una cuestión que muchos restauradores ya aplicaban y que entraba en clara colisión con el derecho de admisión.
Trias explicó ayer que, tanto el sector como los grupos municipales, habían mostrado el rechazo a esta propuesta. "No podemos hacerlo por obligación, pero pido a todos que sean sensibles porque si no la gente acaba haciendo tonterías", aseguró ayer.
El Gremi d'Hotels de Barcelona también ha recibido con alegría la noticia. Su vicepresidente, Manel Casals, aseguró ayer que los hoteleros estaban preocupados por la obligatoriedad de tener que dejar entrar a personas ajenas al establecimiento dentro del hotel. "Es una cuestión de seguridad y así lo dijimos en la reunión que se mantuvo con los responsables municipales".
Por lo pronto, el Ayuntamiento ha establecido un calendario que entrará en vigor para las nuevas licencias de establecimientos que quieran colocar una terraza el 1 de enero del año que viene. Para aquellos que deban adaptar las distancias de la terraza en el mobiliario y otros elementos urbanos, en el 2015; los que deban adaptar las condiciones de ubicación de la terraza frente al establecimiento, en el 2016; y los que deban hacer obras por motivos sanitarios o por condiciones de accesibilidad, en el 2017.
Otro de los compromisos es crear una comisión que garantizará la aplicación de la normativa y su precisa interpretación. Cada año se redactará un informe de la aplicación de la norma.

Inquietud tras la barra
Bares y cafeterías piden que la nueva normativa de terrazas mitigue su actual desconcierto
Edición impresa Vivir | 06/07/2013 - 00:00h
Luis Benvenuty
Barcelona
Son ya muchos años de desconcierto, de múltiples normativas que cambian de un lado a otro de la acera, de épocas de estricta aplicación de la ordenanza y de otras un tanto más flexibles... Y uno va y pregunta al del otro lado de la barra sobre los últimos anuncios municipales, sobre la nueva regulación de las terrazas, y la respuesta son un par de cejas alzadas, un ceño que se frunce, una mezcla de inquietud, sorpresa y preocupación...
"¿Ahora van a dejar a las panaderías y a las charcuterías tener terrazas?", se preguntan en el bar Nostàlgic, en la calle Viladomat, en el Eixample. "Habrá que ver cuáles son las condiciones que ponen, cómo lo van a hacer... Porque si no tienen cuidado van a surgir un montón de bares clandestinos en la ciudad. ¿Qué productos van a servir, en esas nuevas terrazas? No es igual de fácil abrir un bar que abrir una panadería".
"No, no es lo mismo -tercian a pocas cuadras, en el Café Terapia-, y tenemos que trabajar todos en igualdad de condiciones. No es plan de darnos puñaladas. Lo que pasa es que las terrazas son cada día más importantes para sacar adelante un negocio, y las administraciones no es que anden últimamente sobradas de dinero".
Sí, una terraza es desde hace tiempo fundamental, sobre todo desde que prohibieron fumar en los bares. Entonces las puertas de los bares se llenaron de banquitos, taburetes y toneles muy cucos donde poner el cenicero, rincones donde apurar la bebida entre caladas, apaños en su inmensa mayoría irregulares. El problema es que mientras algunos pasan desapercibidos y no molestan, otros funcionan en verdad como auténticas terrazas, pero sin pagar impuestos, invadiendo la vía pública de un modo descarado. Sólo hay que pasear para ver quién se pasa de listo.
El Ayuntamiento de Barcelona mantuvo una postura un poco laxa al respecto, una postura derivada de su intención de unificar de una vez por todas las múltiples normativas en vigor en la ciudad. Y de ahí buena parte las cejas alzadas y los ceños fruncidos tras las barras de ahora.
"¿Me dice que ahora van a prohibir las terrazas cerradas?, se pregunta incrédulo el encargado de la pizzería Maur, en la calle Compte d'Urgell. "¿Pero eso no estaba ya prohibido?". "Debe de ser porque el Eixample es la zona más complicada de Barcelona para montar una terraza -prosigue-. El año pasado nos dijeron que sólo podíamos tapar el lado que da la calzada, aunque yo he visto este tipo de entoldados en otras partes. Y lo cierto es que en invierno nos venía muy bien. Entonces a la gente le gusta cenar bien recogida del frío y del viento. Antes, nuestra terraza funcionaba como una segunda sala del restaurante".
El problema en la rambla del Poblenou
Edición impresa Vivir | 06/07/2013 - 00:00h
L. Sierra
"Es evidente que tenemos un problema en la rambla del Poblenou", reconocía ayer el concejal de Sant Martí, Eduard Freixedes. El problema es la densidad de terrazas de bares y restaurantes en la rambla, que resta espacio libre para el paseo y otras actividades. Freixedes teme que se llegue a "morir de éxito" y que la proliferación de terrazas acabe perjudicando a sus propios titulares, pero cree que "estamos a tiempo de evitarlo", a través del diálogo con vecinos y comerciantes. En una reciente encuesta de la plataforma Fem Rambla, la principal reclamación fue la de limitar el espacio de las terrazas y ordenarlas. A lo largo de un kilómetro de la rambla del Poblenou (entre Pere IV y el paseo Calvell), se alinean hasta doscientas mesas, y unas ochocientas sillas. Freixedes dijo ayer que el Ayuntamiento asume los resultados de la encuesta de Fem Rambla como una base previa al proceso de participación sobre el futuro de la rambla, que "seguramente acabará con un plan de usos".